1929: Un punto de inflexión para la República de Weimar

Es el año 1929 y la miseria de Weimar de principios de los años 20 se ha visto aliviada por cinco años de crecimiento económico y aumento de los ingresos. Alemania ha sido admitida en la Sociedad de Naciones y es una vez más un miembro aceptado de la comunidad internacional. Ciertamente, la amargura por la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial y la humillación del Tratado de Versalles no han sido olvidadas, pero la mayoría de los alemanes parecen haber llegado a un acuerdo con la nueva República y sus líderes.

Gustav Stresemann acaba de morir. Alemania, en parte, como resultado de sus esfuerzos se ha convertido en un miembro respetado de la comunidad internacional de nuevo. Stresemann habló a menudo ante la Sociedad de Naciones. Con sus homólogos franceses y americanos Auguste Briand y Frank Kellog, había ayudado a negociar el Pacto de Paz de París que llevaba el nombre de sus compañeros diplomáticos Kellog-Briand. Una vez más, Gustav Stresemann había decidido asumir la ardua tarea de dirigir una batalla por una política que consideraba de interés vital para su nación, a pesar de que estaba cansado y enfermo y sabía que la oposición sería obstinada y vitriólica. Stresemann fue la mayor fuerza en la negociación y la guía del Plan Young a través de un plebiscito. Este plan, aunque con la oposición de la derecha, obtuvo la aprobación de la mayoría y redujo aún más los pagos de las reparaciones de Alemania.

¿Cómo se había convertido la Alemania de Weimar en 1929 en una sociedad pacífica, relativamente próspera y creativa, dados sus caóticos y agitados comienzos? ¿Qué factores significativos contribuyeron a la supervivencia y el éxito de la República? ¿Cuáles eran los puntos vulnerables de la República, que permitirían a sus enemigos socavarla en el período comprendido entre 1929 y 1933?

Política

La República de Weimar fue un experimento audaz. Fue la primera democracia de Alemania, un estado en el que los representantes elegidos tenían poder real. La nueva constitución de Weimar intentaba combinar el sistema parlamentario europeo con el sistema presidencial americano. En el período anterior a la Primera Guerra Mundial, sólo los hombres de 25 años o más tenían derecho a votar, y sus representantes electos tenían muy poco poder. La constitución de Weimar daba a todos los hombres y mujeres de a partir de los 20 años de edad el derecho al voto. Las mujeres constituían más del 52% del electorado potencial, y su apoyo era vital para la nueva República. De una votación, que a menudo tenía treinta o más partidos, los alemanes elegían a los legisladores que harían las políticas que moldearían sus vidas. En las elecciones de Weimar compitieron partidos de un amplio espectro político, desde comunistas de la extrema izquierda hasta nacionalsocialistas (nazis) de la extrema derecha. El canciller y el gabinete debían ser aprobados por el Reichstag (legislatura) y necesitaban el apoyo continuo del Reichstag para mantenerse en el poder.

Aunque los creadores de la constitución esperaban que el Canciller fuera el jefe de gobierno, incluyeron disposiciones de emergencia que en última instancia socavarían la República. Gustav Stresemann fue brevemente Canciller en 1923 y, durante seis años ,Ministro de Asuntos Exteriores y asesor cercano de los Cancilleres. La constitución otorgó poderes de emergencia al Presidente elegido por voto directo y lo nombró Comandante en Jefe de las fuerzas armadas. En tiempos de crisis, estos poderes presidenciales serían decisivos. Durante los períodos estables, los cancilleres de Weimar formaron mayorías legislativas basadas en coaliciones principalmente de los socialdemócratas, el Partido Demócrata y el Partido del Centro Católico, todos los partidos moderados que apoyaban a la República. Sin embargo, a medida que la situación económica se deterioraba en 1930, muchos votantes desilusionados se volcaron a los partidos extremistas, los partidarios de la República ya no podían obtener una mayoría. La democracia alemana ya no podía funcionar como sus creadores esperaban. Irónicamente, en 1932, Adolf Hitler, un enemigo acérrimo de la República de Weimar, era el único dirigente político capaz de dirigir una mayoría legislativa. El 30 de enero de 1933, un anciano presidente von Hindenburg nombró a regañadientes a Hitler Canciller de la República. Utilizando su mayoría legislativa y el apoyo de los poderes presidenciales de emergencia de Hindenburg, Hitler procedió a destruir la República de Weimar.

Economía

Alemania salió de la Primera Guerra Mundial con enormes deudas contraídas para financiar una costosa guerra durante casi cinco años. La tesorería estaba vacía, la moneda perdía valor, y Alemania necesitaba pagar sus deudas de guerra y las enormes reparaciones que le impuso el Tratado de Versalles, que puso fin oficialmente a la guerra. El tratado también privó a Alemania de territorio, recursos naturales, e incluso de barcos, trenes y equipo de fábrica. Su población estaba desnutrida y contenía muchas viudas empobrecidas, huérfanos y veteranos discapacitados. El nuevo gobierno alemán se esforzó por hacer frente a estas crisis, que habían producido una grave hiperinflación. En 1924, después de años de gestión de la crisis y de intentos de reforma fiscal y financiera, la economía se estabilizó con la ayuda de préstamos extranjeros, especialmente americanos. Entre 1924 y 1929 prevaleció un período de relativa prosperidad. Esta relativa "edad de oro" se reflejó en el fuerte apoyo a los partidos políticos moderados favorables a Weimar en las elecciones de 1928. Sin embargo, el desastre económico se produjo con el inicio de la depresión mundial en 1929. La caída del mercado de valores americano y las quiebras bancarias llevaron al repliegue de los préstamos americanos a Alemania. Esta situación agravó las dificultades económicas de Alemania. Siguieron el desempleo masivo y el sufrimiento. Muchos alemanes se desilusionaron cada vez más con la República de Weimar y empezaron a virar a partidos radicales antidemocráticos cuyos representantes prometieron aliviar sus dificultades económicas.

Clase y género

La rígida separación de clases y la considerable fricción entre ellas caracterizaba a la sociedad alemana de antes de la Primera Guerra Mundial. Los terratenientes aristocráticos despreciaban a los alemanes de clase media y trabajadora y sólo se asociaban a regañadientes con ricos hombres de negocios e industriales. Los miembros de la clase media cuidaban su estatus y se consideraban superiores a los trabajadores de las fábricas. La cooperación entre los ciudadanos de la clase media y la clase trabajadora, que había roto el monopolio de poder de la aristocracia en Inglaterra, no se había desarrollado en Alemania. En la Alemania de Weimar, las distinciones de clase, aunque algo modificadas, seguían siendo importantes. En particular, la clase media luchaba por preservar su estatus social más elevado y sus ventajas monetarias sobre la clase trabajadora. Ruth Fischer quería que su partido comunista alemán defendiera la causa de los desempleados y los no representados.

Las cuestiones de género también eran controvertidas ya que algunos grupos de mujeres y los partidos políticos de izquierda intentaban crear más igualdad entre los sexos. Ruth Fischer luchó por mantener al partido comunista centrado en estos temas. Cuando los estalinistas la obligaron a dejar el partido, los comunistas perdieron este enfoque. Otros grupos de mujeres, partidos políticos conservadores y de derecha radical, y muchos miembros del clero se resistieron a los cambios que Fischer y sus partidarios defendían. La constitución ordenaba una considerable igualdad de género, pero la tradición y los códigos civil y penal seguían siendo fuertemente patriarcales y contribuían a perpetuar la desigualdad. Las leyes de matrimonio y divorcio y las cuestiones de moralidad y sexualidad eran todas áreas de tensión y debates.

Cultura

Weimar fue un centro de innovación artística de gran creatividad y considerable experimentación. En el cine, las artes visuales, la arquitectura, las artesanías, el teatro y la música, los alemanes estaban en la vanguardia de los desarrollos más apasionantes. La libertad sin precedentes y la amplitud para las variedades de expresión cultural llevaron a una auge de la producción artística. En la escuela de artes y oficios de la Bauhaus, en los estudios de la compañía cinematográfica UFA, en el teatro de Max Rinehardt y en los estudios de los artistas de la Nueva Objetividad (Neue Sachlickeit), se producían obras de vanguardia. Aunque muchos aplaudieron estos esfuerzos, los críticos conservadores y radicales de derecha denunciaron los nuevos productos culturales como decadentes e inmorales. Condenaron a Weimar como una nueva Sodoma y Gomorra y atacaron las influencias americanas, como la música jazz, como contribuyentes a la decadencia.

Religión

La República de Weimar tenía una población que era alrededor del 65% protestante, 34% católica y 1% judía. Después de la unificación alemana en 1871, el gobierno había favorecido fuertemente a las dos principales iglesias protestantes, luterana y reformada, que se consideraban a sí mismas como iglesias patrocinadas por el estado. Al mismo tiempo, el gobierno había acosado y restringido a la Iglesia Católica. Aunque los católicos alemanes sólo habían visto levantarse lentamente las restricciones en el período anterior a la Primera Guerra Mundial, demostraron su patriotismo en la Primera Guerra Mundial. Los judíos alemanes, que se habían enfrentado a siglos de persecución y restricción, finalmente lograron la igualdad legal en 1871. Los judíos también lucharon en números récord durante la Primera Guerra Mundial y muchos se distinguieron en el combate. Los antisemitas se negaron a creer en las cifras y registros del ejército y acusaron a los judíos de socavar el esfuerzo bélico. La nueva igualdad legal del período de Weimar no se tradujo en igualdad social, y los judíos siguieron siendo el "otro" en Alemania.

Tanto católicos como judíos se beneficiaron de la fundación de la República de Weimar. Los católicos entraron en el gobierno en posiciones de liderazgo, y los judíos participaron activamente en la vida cultural de Weimar. Muchos clérigos protestantes resentían la pérdida de su estatus privilegiado. Mientras que muchos aceptaron lentamente la nueva República, otros nunca se reconciliaron con ella. Tanto el clero protestante como el católico sospechaban de los socialistas que formaban parte del grupo gobernante en Weimar y que a menudo expresaban la hostilidad marxista hacia la religión. Los conflictos entre religión y educación y las políticas de religión y género fueron a menudo intensos durante los años de Weimar. El crecimiento del Partido Comunista en Alemania alarmó al clero protestante y católico, y el fuerte apoyo que el Partido Político de Centro Católico había dado a la República se debilitó en los últimos años de la República. Mientras que los judíos tuvieron oportunidades sin precedentes durante el período de Weimar, sus logros y mayor visibilidad añadieron resentimiento a los prejuicios y odios de larga data y alimentaron un creciente antisemitismo.